28.5.13

Volendam, identidad y buen juego

Volendam es un pueblecito de la costa interior de Holanda que jamás ocultó su romance con las aguas del Markermeer. Podríamos decir sin miedo a equivocarnos que es típicamente holandés. O, que al menos, esa visión de casas pequeñas, afilados tejados naranjas y calles adoquinadas es la que cualquier turista retiene en el subconsciente y extrapola al resto del país casi sin querer. Unos cuantos siglos atrás el destino condenó a los antepasados de sus escasos 23.000 habitantes a vivir parcialmente aislados de su entorno más inmediato. Eran tiempos de escasez en los que, como ahora, para ganarte el pan tenías dos opciones: podías desafiar a las fronteras y empezar de cero en otro lugar, al calor de algún núcleo urbano; o podías quedarte y tirar de ingenio. Los más sedentarios encontraron en la agricultura y, sobre todo, la pesca el principal medio de subsistencia, y hasta desarrollaron su propio dialecto, el Volendams, un derivado del holandés que ni los propios holandeses alcanzan a entender.

Once tipo del Volendam 12/13
Durante aquellos años en los que la televisión ni siquiera era algo utópico, Volendam gozó de una autonomía que con el tiempo se fue convirtiendo en una identidad. Algunas generaciones de Volendammers más tarde, esa identidad todavía late de algún modo en el equipo de fútbol de la ciudad, casualmente fundado por pescadores. Por norma general, los futbolistas que llegan al primer equipo del Volendam lo hacen a través de sus categorías inferiores o, en su defecto, procedentes del RKAV Volendam, el filial amateur de Het Andere Oranje (como es conocido el club por su camiseta anaranjada, similar a la de la selección). Además, el origen de los jugadores también suele ser común: de la actual plantilla nueve son nacidos en la propia ciudad o en sus alrededores, de los cuales Jack Tuyp, Schilder (los dos únicos supervivientes del último ascenso en 2008), Koning, Leon Tol, Stevens y Kuwas han sido titulares habituales cada fin de semana.

Más allá de ser un equipo fuertemente vinculado a su ciudad, el Volendam también se distingue por ser uno de los equipos más alegres y vistosos de la Eerste Divisie, sobre todo por sus individualidades. La llegada de Hans de Koning al banquillo hace doce meses sentó las bases de un proyecto destinado a florecer en la Eredivisie sin necesidad de gastarse en fichajes más de lo que cuesta una Cheese Burger en el McDonalds. Sin embargo, un Go Ahead Eagles enrachado se cruzó en su camino a la máxima categoría y les dejó sin ascenso por partida doble en menos de un mes. Ahora, con la segunda división otra vez en el horizonte, muchos de los protagonistas de este Volendam quizá reciban ofertas para abandonar el Kras Stadion el próximo verano.

Los extremos

Marengo (1991) y Kuwas (1992)
Representan la esencia de este equipo. Se llaman Ludcinio Marengo y Brandley Kuwas, juegan a pie cambiado y son mi excusa favorita para sentarme delante del ordenador en busca algún stream que retransmita los partidos del Volendam. Si tienes suerte y encuentras uno decente, te lo pasas en grande viéndoles tirar diagonales instintivamente y desbordar a su par casi por inercia. Ambos asomaron la cabeza a principio de temporada y se hicieron dueños y señores de las bandas tras el mercado invernal. Dos caramelos para los scouts.

Festival de goles

Jack Tuyp (1983)
Setenta ha metido el Volendam esta temporada en la fase regular, diez más que cualquier otro equipo de la Eerste Divisie. Esas cifras se entienden si en el equipo hay dos delanteros más o menos brillantes que la cuelen con regularidad, y esos son Jack Tuyp y Michiel Kramer. A ellos dos les corresponden 49 de esos setenta tantos, es decir, el 70% de todos los goles de su equipo el resto se los reparten entre Robert Mühren (9) y algún otro-. Una burrada. El primero sobrepasa la década jugando en el equipo de su ciudad y el pasado fin de semana clavó de falta directa ante el Go Ahead Eagles el que seguramente haya sido su último gol con el Volendam. Termina contrato este verano, el club le ha ofrecido renovar dos años más pero él los ha rechazado consciente de que a su edad ya no salen tantos trenes de la estación. El que cogió con 22 años rumbo a Groningen cuando era un semidesconocido no le deparó demasiado éxito y tuvo que sacarse el billete de vuelta a casa antes de lo previsto. Desde entonces Tuyp ha rondado siempre la quincena de tantos por temporada, lo que le ha valido para que su nombre suene con fuerza en la Eredivisie.

El tercer elegido

Sonny Stevens (1992)
Jeroen Verhoeven regresó al Ajax en 2009, justo después de haber conseguido el ascenso a la Eredivisie con el Volendam. Por aquel entonces un joven llamado Robbin Ruiter despuntaba en el RKAV y acumulaba papeletas para sucederle bajo palos. Necesitó poco tiempo para despejar las dudas. Ahora Ruiter defiende la meta de un Utrecht que disputará la Europa League la próxima temporada, y Verhoeven es su suplente. Mientras, los hinchas del Volendam llevan un año aplaudiendo las salidas de puños, las paradas a mano cambiada y las palomitas imposibles de Sonny Stevens. Hace meses que el Twente le sigue de cerca y todo apunta a que la portería del Volendam volverá a quedar huérfana este verano.

20.5.13

Perder

Recorres los más de 200 kilómetros que separan Doetinchem del Parkstad Limburg Stadion con la esperanza de acariciar el regreso a la Eredivisie. Tu equipo dio la cara en la ida (empate a uno en casa contra un rival superior) y solo necesita marcar un gol más que el rival en la vuelta para meterse en la última ronda del playoff, ¿qué puede salir mal? Entonces llega el momento y el árbitro pita el inicio del partido. Todavía hay gente fuera del estadio cuando marcáis el primer gol. El hispanobelga García-Calvete pone el 0-1 a pase de Anco Jansen el tío se ha salido en la fase regular- y todo queda a favor.

Sin embargo, cuando piensas que la cosa no puede ir mejor, encajáis el primer gol. Empate a uno, 2-2 en el global. En ese momento ignoras que tu portero se va a pasar toda la tarde sacando balones de la red (seis en total), que tu equipo no va a volver a marcar un solo gol y que te vas a ir a casa sabiendo que la próxima temporada tu ciudad seguirá viendo fútbol de segunda. Y cuando todo acaba, antes de montarte en el bus de vuelta, te quedas un ratito más en el estadio. Todavía tienes que celebrar con los tuyos que, aunque habéis sido goleados, estuvisteis allí.

Porque los hinchas del De Graafschap, acostumbrados a alegrías minúsculas y decepciones tres veces mayores, tienen algo que celebrar hasta en las peores derrotas.

11.5.13

Volver a empezar

En apenas quince minutos al AZ se le habían facilitado muchísimo las cosas para llevarse la KNVB Beker. Fue como si Gertjan Verbeek, entrenador alkmaarder, hubiese escrito el guion y Willems, Bouma, Marcelo y Hutchinson lo hubiesen seguido a rajatabla en los primeros compases del partido. Cualquiera que lea con relativa frecuencia la prensa deportiva holandesa o vea los resúmenes de Eredivisie Live sabe (y Advocaat, que lo quiso fichar enero, lo sabía) que Adam Maher es de esos jugadores a los que no les puedes conceder dos metros, ni siquiera uno. Y mucho menos dejarle conducir un contragolpe desde su propio campo, porque pasa lo que pasa. Uno a cero y vuelta al círculo central entre lamentaciones. Volvió a parpadear el PSV tras el primer mazazo y, antes de poder abrir los ojos, el balón fue a parar a los pies de Altidore muy cerca de la portería. En décimas de segundo, éste levantó la cabeza y con un quiebro hacia adentro 91 kilos de futbolista girando en sincronía- puso a Marcelo y Hutchinson en lista de espera para un trasplante de cintura. El último obstáculo antes del gol se llamaba Waterman y fue fácil superarlo. Dos a cero en menos de un cuarto de hora de partido. Al PSV le había vuelto a condenar su defensa de preescolar.

En ese momento que va desde que encajas el segundo gol hasta que vuelves a sacar de medio campo, seguramente a muchos aficionados boeren se les pasó por la cabeza que lo único que han celebrado en los últimos cinco años ha sido una KNVB Beker. Un bagaje paupérrimo para el mayor presupuesto de la Eredivisie. Este año en blanco (el cuarto de los últimos cinco si no contamos la Johan Cruijff Schaal como título grande y, casualmente, el de su centenario) debería ayudar al PSV a reflexionar sobre muchas cosas más allá de si van Bommel colgará las botas o si Toivonen, Mertens o Strootman harán las maletas cuando llegue el sol de junio. La temporada que viene jugarán la Champions League después de cinco años, y a su línea defensiva le cuesta ser competitiva incluso en la Europa League. Hutchinson es un caramelo para los extremos, Marcelo es demasiado rígido y Bouma, a sus 34 primaveras, pide ya el relevo mientras Zanka sigue sin dar el salto al primer equipo.

Cocu y sus asistentes, Faber (medio) y van der Weerden (izquierda)

Cocu tiene trabajo por delante.

18.4.13

El dúo del ascenso

Hace dos días se confirmó. El hasta ahora técnico del PEC Zwolle, Art Langeler (42), seguirá su carrera en las categorías inferiores del PSV cuando finalice esta campaña. Ya no entrenará más al equipo que le reclutó del modesto Rohda Raalte (4ª división) hace cinco años para darle una oportunidad en un banquillo profesional. Tampoco lo hará Jaap Stam (40), el hijo predilecto del club y su asistente desde 2010, que regresa al Ajax siguiendo los pasos de Bergkamp, Overmars y van der Sar. El camino de ambos se separa tres temporadas, un ascenso (campeones de segunda en la 2011/12) y –casi se podría decir que- una permanencia después. El tándem ha llegado al final del trayecto con la satisfacción de haber devuelto a la afición Zwollenaar lo que le fue despojado en 2004 por última vez: el fútbol de primer nivel.

Langeler y Stam
Ninguno de los dos renovará, quizá temerosos de ennegrecer tres años triunfales en el IJsseldelta Stadion. Aunque, en cualquier caso, los Rochdi Achenteh, Darryl Lachman, Youness Mokhtar y compañía auguraban cualquier cosa menos fracaso. Una retahíla de jóvenes futbolistas con buen pasado en la Eerste Divisie que, de la mano del exitoso dúo, empiezan a hacerse un nombre en la Eredivisie. Ellos son el legado de Langeler y Stam. Y Ron Jans espera poder disfrutar de él.

22.3.13

Vuelven los corazones

Muchos de los que estáis leyendo estas líneas conoceréis al Heerenveen como "el equipo de los corazoncitos". Es inevitable que te caiga simpático solo por tener ese estampado blanquiazul tan representativo de la provincia de Friesland en su escudo y camiseta. Un día te enteras de que el equipo de los corazoncitos ha fichado a Marco van Basten para reemplazar a Ron Jans como entrenador y entonces terminas de hacerle un hueco en tus filias futbolísticas. No se puede evitar.

31 de octubre de 1964
Guste más o menos, al Heerenveen no le han empezado a ir bien las cosas con van Basten hasta hace algunas semanas. Su llegada al club frisón fue anunciada el 13 de febrero de 2012, con tiempo de sobra para asimilar o tratar de impedir la fuga de cerebros antes de que arrancara la nueva campaña. Como era de esperar, dos de las tres piezas clave de la pasada temporada, Bas Dost y Luciano Narsingh, se vendieron en verano, y la tercera, Assaidi, a penas tuvo tiempo de estrenarse en la Eredivisie 2012/2013 antes de emigrar a Liverpool. La plantilla que iba a heredar, pues, no era más que una burda aproximación de la que había alzado al Heerenveen a los puestos europeos ese mismo año. 

Aceptar el cargo suponía, de entrada, un desafío requerido de experiencia en los banquillos. Los cimientos de aquel equipo de Ron Jans se vinieron abajo casi tan rápido como se erigieron los nuevos. No obstante, el Heerenveen ha caminado tambaleándose por el sendero de la Eredivisie hasta hace no mucho. Sin rumbo. Para van Basten los primeros meses de competición fueron una extensión de la pretemporada, y transcurrieron como tal, sin tener un once titular definido y un sistema de juego al que acostumbrarse. Los experimentos no dejaban paso a la continuidad y el equipo viajaba a la deriva en un mar de empates y derrotas (3 puntos de 18 posibles en las 6 primeras jornadas). En este escenario, escapando de la depresión que adolecía el equipo, surgieron dos actores desequilibrantes: Alfred Finnbogason y Filip Djuricic. El islandés delantero, como Marco- haciendo lo que da sentido a este juego, perforar redes (20 goles hasta la fecha), y el serbio, con la fantasía y el cabiar.

Siguiendo este guion, todavía lejos de ser un equipo alegre y divertido, los superfriezen han pasado de asomarse al abismo del descenso a estar a un solo punto del playoff por la Europa League. Cuentan sus últimos 4 partidos por victorias (un Twente huérfano de objetivos y el PSV entre las víctimas) y dentro de dos findes recibirán al Feyenoord en un Abe Lenstra Stadion que estará abarrotado. Aunque el calendario no invita precisamente a pensar en algo más que salvar la categoría con holgura, el Heerenveen todavía puede ser juez en la carrera por el título. Y por qué no, mirar hacia Europa otra vez antes de la próxima despedida.


16.3.13

Mi equipo, ¿mi orgullo?

"Espero que la próxima temporada podamos 
sentirnos orgullosos de nuestro equipo",

MaikelFCE, aficionado del FC Eindhoven.

"Brillad por nosotros"

Todos sabréis lo divertido que es ser hincha de fútbol, sobre todo si lo eres del equipo de tu ciudad. Quedas con tus amigos para hacer la previa, esa especie de coloquio en la barra de un bar o un parque donde se habla de todo. En una previa, al menos en las que he tenido el privilegio de compartir con mis amigos, se habla del Alavés, del San Martín regional, de la tienda rusa que han abierto cerca de la estación de autobuses y de lo que hizo cada uno ayer por la noche a horas indecentes. Todo vale. Lo que cuenta es pasar el rato lo mejor acompañado posible discutiendo tonterías entre cervezas y pacharán hasta la hora del partido. Vas al estadio, gritas, celebras los goles y te vas a casa. Y si el resultado ha sido mínimamente satisfactorio, pasarás una semana entera fardando de equipo ante tus compañeros de clase.

Desconozco cómo será el protocolo en Holanda, pero supongo que bastante parecido. Allí, al sur del país, en la provincia de Noord-Brabant juega el FC Eindhoven, el equipo de fútbol pionero de la Ciudad de la Luz (fue fundado en 1909, cuatro años antes que sus vecinos del PSV). Sus aficionados llevan viendo fútbol de segunda de manera ininterrumpida desde hace más de dos décadas y actualmente el club maneja uno de los presupuestos más bajos del fútbol profesional holandés. El presente de los blauw-witten es gris. De hecho, los dos únicos trofeos que adornan sus vitrinas (una copa y una liga ganadas en 1937 y 1954, respectivamente) les recuerdan con orgullo que cualquier tiempo pasado fue mejor.

John Lammers (1963)
El año pasado consiguieron un más que honorable tercer puesto y la consiguiente clasificación para jugar el playoff de ascenso a la Eredivisie con Ernst Faber (actual asistente de Advocaat en el PSV) al mando de jugadores como Serhat Koç, Ivo Rossen o Younness Mokhtar. Sin embargo, fueron eliminados en la primera ronda y regresaron a donde siempre pertenecieron: la segunda división. Aquel fue el último gran momento de celebración de los hinchas del Eindhoven, que ni por asomo se harían una idea de lo que les aguardaría esta temporada. Derrotas, goleadas infames, derbis para olvidar, empates contra rivales que otrora habían vencido sin apuros y más derrotas sin punto de inflexión. Para colmo despidieron a John Lammers el pasado mes de noviembre y la dinámica del equipo empeoró con el entrenador asistente: siguen colistas y no ganan un partido desde hace cinco meses.

Con este panorama ser hincha de fútbol ya no es tan divertido. Cada vez son más los aficionados blauw-witten que se piensan dos veces si acercarse o no al Jan Louwers. Total, las opciones de que su equipo se lleve los tres puntos pasan por que el rival se quede con menos de siete jugadores y el árbitro suspenda la contienda. Muchos de ellos, imagino, no irán más allá de la previa, es decir, cerveceo y colegueo intentando hablar lo menos posible del equipo, y punto. Otros, los que todavía hoy continúan acompañando al equipo en las derrotas, han empezado a exigir medidas a la directiva de cara a la próxima temporada.

Hans Smulders (1949)
Un grupo de aficionados del Eindhoven puso en común las quejas recibidas en su web y decidió solicitar a Hans Smulders, director general del club, que respondiera a una serie de preguntas de la afición. En un ejercicio de comprensión y unidad entre hinchada y junta directiva poco frecuente entre los dirigentes del mundo del fútbol, Smulders aceptó. "El reemplazo (de las bajas) con jugadores jóvenes no ha tenido éxito y los futbolistas más veteranos no han alcanzado el nivel de la temporada pasada", explica. De los 36 equipos que forman el fútbol profesional holandés, solo el Excelsior tiene una nómina más joven (21,1 años de media) que ellos. "Nos falta experiencia y mentalidad ganadora", puntualiza Smulders consciente de las correcciones que necesita la plantilla.

En la calle Charles Roelslaan tienen desde hace tiempo puesta la mente en la temporada 2013/2014. Saben que este año, por muy mal que sigan haciendo las cosas, no descenderán a tercera división. Mientras tanto, la luz de una pequeña parte de la Lichtstad se apagará un poco más con cada derrota del Eindhoven.

26.2.13

Cerré los ojos y disparé

Así describió su gol. "Cerré los ojos y disparé".


Un entrenador de porteros rara vez enseña a sus discípulos a moverse en el área, cabecear un balón a la red o controlarlo para seguidamente buscar el disparo a puerta. Lo normal es que si un portero intenta hacer cualquiera de estas tres cosas durante un partido no obtenga el resultado deseado. Si la pelota pasa cerca de la portería, podrá darse con un canto en los dientes. Por eso, cuando un cancerbero sube a rematar un córner en el último minuto y logra marcar gol, lo normal es que los aficionados celebren su acción como algo fuera de lo común y admiren la hazaña durante los años venideros.

Os pongo en situación. Corría el minuto 91 en el minúsculo Woudenstein. El Excelsior, metido de lleno en el pozo de la Eerste Divisie desde que arrancó la temporada, iba camino de sumar su duodécima derrota en liga. Llevaban desde el principio del partido con uno menos, habían encajado un gol hacía escasos 3 minutos y estaban a punto de perder 1-2 a manos del Dordrecht cuando el árbitro señaló saque de esquina a su favor. Entonces apareció en escena, casi por los pelos, Jordy Deckers, guardameta titular kralinger, para protagonizar la gesta que le perseguirá durante el resto de sus días.



Ni qué decir tiene que el partido terminó en empate a dos.