20.5.13

Perder

Recorres los más de 200 kilómetros que separan Doetinchem del Parkstad Limburg Stadion con la esperanza de acariciar el regreso a la Eredivisie. Tu equipo dio la cara en la ida (empate a uno en casa contra un rival superior) y solo necesita marcar un gol más que el rival en la vuelta para meterse en la última ronda del playoff, ¿qué puede salir mal? Entonces llega el momento y el árbitro pita el inicio del partido. Todavía hay gente fuera del estadio cuando marcáis el primer gol. El hispanobelga García-Calvete pone el 0-1 a pase de Anco Jansen el tío se ha salido en la fase regular- y todo queda a favor.

Sin embargo, cuando piensas que la cosa no puede ir mejor, encajáis el primer gol. Empate a uno, 2-2 en el global. En ese momento ignoras que tu portero se va a pasar toda la tarde sacando balones de la red (seis en total), que tu equipo no va a volver a marcar un solo gol y que te vas a ir a casa sabiendo que la próxima temporada tu ciudad seguirá viendo fútbol de segunda. Y cuando todo acaba, antes de montarte en el bus de vuelta, te quedas un ratito más en el estadio. Todavía tienes que celebrar con los tuyos que, aunque habéis sido goleados, estuvisteis allí.

Porque los hinchas del De Graafschap, acostumbrados a alegrías minúsculas y decepciones tres veces mayores, tienen algo que celebrar hasta en las peores derrotas.

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